Dicen que te has convertido en ángel y que conoces a ese Señor al que todos le piden mejorar.
Tú siempre creyente, me enseñaste a rezar y a decir primero Dios. Aunque eras la única que no me obligaba a creer en algo, sabías de mi agnosticismo.
Ay Tere, cinco años. Creo recordar el sonido de tu risa.
Pasen a ver al león. Eso decías cuando te sentabas en el sillón junto al comedor. Después dormías la siesta.
Tere. También se fueron Chava, Marta y Gil. Adioses que no esperábamos.
Pues. ¿Cuándo se ha sabido de alguien que espere a la muerte así sin más? ¿Verdad?
Me gusta pensar que te ríes al verme hacer tormentas en vasitos de vida. Ojalá que sí.