Entre más pienso más te olvido.
No te agradezco nada, a la vida sí, pero sólo fuiste el puente para llegar a los distintos aprendizajes. Un pasaje difícil y de senderos inciertos, con sus vegetación hostil, ramas con sus espinas que se plantaban para impedir el paso. Aún así te crucé.
Recuerdos de ti, lágrimas que regaron mis huellas, se quedarán, te habitarán y te dolerán cada que lo necesites. Aprenderás a la mala como decía mi abuela, a la mala porque es lo único que te quedó de mí.
Hoy te desamo, aunque no exista el verbo, porque es justo y necesario.
Te desamo, liberándote de mi insistencia, arrancando del aire cada palabra mía que fue tuya para procurar tu calma. Apagando el fuego constante que sostuvo esta locura.